Las nuevas tecnologías se adueñan de nuestro
devenir, se adelantan a nuestros
pensamientos, creando inventos que nos sorprenden cada día más, y obligándonos
a adaptar nuestras vidas a los adelantos y soluciones que se van imponiendo en
el mercado. No nos interponemos en su camino, sino más bien agradecemos que
lleguen a nuestras inmediaciones. Nos negamos una vez, pero a la segunda
accedemos sin duda. Basta la opinión el amigo de un amigo para adoptarla como
tuya y llevar a cabo una adquisición tecnológica.
Los medios de comunicación, como el resto de los
sectores medianamente contemporáneos, se han visto sumergidos en esta maraña de
cambios y continuos ajustes. Internet se ha impuesto y va absorbiendo al resto
de medios. De esta forma, televisión, radio y prensa se han visto obligadas a
doblegar su difusión mediante la creación de portales online en los que el
cliente puede servirse a la carta. Se han eliminado horarios y programaciones.
El soporte online va requiriendo mayor atención.
Como no podía ser de otra forma, la publicidad está
siguiendo un camino paralelo, pues las ingentes partidas presupuestarias
destinadas a un anuncio en televisión o radio van reduciéndose, incrementando
el número de menciones publicitarias a
través de la red a un precio notablemente menor. Es más, el impacto suele ser
mayor, con lo cual la rentabilidad asciende ridiculizando cifras anteriores.
La creatividad y el ingenio tienen hoy más peso
relativo en la probabilidad de llegar al público objetivo a través de la
publicidad. Que la persona a quien quieres llegar con tu anuncio tenga la
posibilidad de verlo está más en tu mano que nunca, pues depende infinitamente
más de las interpretaciones que de él pueda hacer el cliente potencial que de
los fondos que destine una empresa a la difusión publicitaria.
La inversión necesaria pasa de la difusión a la
creación. Y la creación depende en gran parte del recurso humano, con lo que resulta
imprescindible contar con un equipo capaz de fundar la diferencia. La mente
humana tiene que tomar la decisión acerca de cuándo, cómo y dónde introducir el
anuncio. Internet se ha encargado del resto.
Internet segmenta, Internet difunde, Internet realza
una diferencia. La exponencial es la función que define el normal transcurso de
un anuncio online. Ello lo posibilita en gran parte la existencia de medios
sociales que albergan millones de prescriptores (también de acusadores y detractores).
La opinión está ahora más patente que nunca. Va anexa al anuncio, y por ello aludimos
a la necesidad de una creatividad perspicaz que posibilite la divulgación gratuita
de nuestro anuncio.
Anuncios tradicionales en radio, televisión o prensa
van perdiendo peso en la partida presupuestaria destinada a publicidad. El
cambio de vida a que nos obliga Internet lleva aparejado el consiguiente cambio
en la principal fuente de difusión publicitaria. El factor tiempo se impone al
factor dinero. Una correcta gestión de las redes sociales puede bastar para
rentabilizar una campaña publicitaria. Una nueva orientación comunicacional se
está imponiendo en la vida empresarial.
Community
Manager, dícese de la persona encargada de administrar y
gestionar medios sociales en la red. La dinamicidad y la propagación han de ser
los dos objetivos principales en su tarea. Esta figura emergente se ha
convertido en la clave de la difusión publicitaria. La posibilidad de que un
determinado anuncio pueda llegar en cuestión de minutos a miles de personas
está en sus manos.
Por tanto, esa reorientación de la que hablamos
propone nuevas sendas para la consecución de los objetivos comunicacionales que
cada empresa persigue. Crear, mantener o modificar una imagen, incrementar
ventas, dar a conocer un nuevo producto o servicio, fidelizar, etc. son metas
que pueden ser alcanzadas a través de los medios que Internet facilita para la
publicidad de una forma más barata que mediante los tradicionales, y por ende,
aumentando la rentabilidad de la inversión.
No se trata de un camino único y obligado, pero sí
de una opción que aventaja en rapidez, eficiencia y rentabilidad a la existente
desde antaño.
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