miércoles, 23 de mayo de 2012

Publicidad convencional vs. Publicidad actual




Las nuevas tecnologías se adueñan de nuestro devenir, se adelantan  a nuestros pensamientos, creando inventos que nos sorprenden cada día más, y obligándonos a adaptar nuestras vidas a los adelantos y soluciones que se van imponiendo en el mercado. No nos interponemos en su camino, sino más bien agradecemos que lleguen a nuestras inmediaciones. Nos negamos una vez, pero a la segunda accedemos sin duda. Basta la opinión el amigo de un amigo para adoptarla como tuya y llevar a cabo una adquisición tecnológica.
 
Los medios de comunicación, como el resto de los sectores medianamente contemporáneos, se han visto sumergidos en esta maraña de cambios y continuos ajustes. Internet se ha impuesto y va absorbiendo al resto de medios. De esta forma, televisión, radio y prensa se han visto obligadas a doblegar su difusión mediante la creación de portales online en los que el cliente puede servirse a la carta. Se han eliminado horarios y programaciones. El soporte online va requiriendo mayor atención.

Como no podía ser de otra forma, la publicidad está siguiendo un camino paralelo, pues las ingentes partidas presupuestarias destinadas a un anuncio en televisión o radio van reduciéndose, incrementando el número de  menciones publicitarias a través de la red a un precio notablemente menor. Es más, el impacto suele ser mayor, con lo cual la rentabilidad asciende ridiculizando cifras anteriores.

La creatividad y el ingenio tienen hoy más peso relativo en la probabilidad de llegar al público objetivo a través de la publicidad. Que la persona a quien quieres llegar con tu anuncio tenga la posibilidad de verlo está más en tu mano que nunca, pues depende infinitamente más de las interpretaciones que de él pueda hacer el cliente potencial que de los fondos que destine una empresa a la difusión publicitaria.

La inversión necesaria pasa de la difusión a la creación. Y la creación depende en gran parte del recurso humano, con lo que resulta imprescindible contar con un equipo capaz de fundar la diferencia. La mente humana tiene que tomar la decisión acerca de cuándo, cómo y dónde introducir el anuncio. Internet se ha encargado del resto.

Internet segmenta, Internet difunde, Internet realza una diferencia. La exponencial es la función que define el normal transcurso de un anuncio online. Ello lo posibilita en gran parte la existencia de medios sociales que albergan millones de prescriptores (también de acusadores y detractores). La opinión está ahora más patente que nunca. Va anexa al anuncio, y por ello aludimos a la necesidad de una creatividad perspicaz que posibilite la divulgación gratuita de nuestro anuncio.

Anuncios tradicionales en radio, televisión o prensa van perdiendo peso en la partida presupuestaria destinada a publicidad. El cambio de vida a que nos obliga Internet lleva aparejado el consiguiente cambio en la principal fuente de difusión publicitaria. El factor tiempo se impone al factor dinero. Una correcta gestión de las redes sociales puede bastar para rentabilizar una campaña publicitaria. Una nueva orientación comunicacional se está imponiendo en la vida empresarial.

Community Manager, dícese de la persona encargada de administrar y gestionar medios sociales en la red. La dinamicidad y la propagación han de ser los dos objetivos principales en su tarea. Esta figura emergente se ha convertido en la clave de la difusión publicitaria. La posibilidad de que un determinado anuncio pueda llegar en cuestión de minutos a miles de personas está en sus manos.

 
Por tanto, esa reorientación de la que hablamos propone nuevas sendas para la consecución de los objetivos comunicacionales que cada empresa persigue. Crear, mantener o modificar una imagen, incrementar ventas, dar a conocer un nuevo producto o servicio, fidelizar, etc. son metas que pueden ser alcanzadas a través de los medios que Internet facilita para la publicidad de una forma más barata que mediante los tradicionales, y por ende, aumentando la rentabilidad de la inversión. 

No se trata de un camino único y obligado, pero sí de una opción que aventaja en rapidez, eficiencia y rentabilidad a la existente desde antaño.

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