miércoles, 2 de mayo de 2012

Renovarse o morir

Renovarse o morir
Tenemos dos opciones. Una nos llevará al crecimiento, la otra… aumentará las posibilidades del hundimiento de nuestro proyecto.
Podemos -y solemos- acomodarnos. Tendemos a la búsqueda de la estabilidad, de la conformidad. Tendemos a sentar la tradición y afincarnos en el equilibrio. Pero a lo que no atendemos es la importancia del cambio y la renovación constante. La innovación es repelida constantemente de nuestras lindes.
Existen numerosos motivos por los que debemos buscar nuevas soluciones a nuestra existencia como negocio.
  • Una es la competencia, cada día más numerosa y desesperada.
  • Otra, la información, divulgada en mayores proporciones debido a la propagación de los medios de comunicación y al desarrollo de herramientas como las redes sociales.
  • También el desarrollo del conocimiento que el consumidor tiene sobre el mercado es superior conforme pasa el tiempo.
Ello convierte al cliente en el principal foco de atención de la compañía, dejando el enfoque en el producto o en los costes de éste a un lado. La diferenciación es más perseguida y la batalla se centra ahora en ajustarse a las necesidades del cliente. Ello nos debe llevar a convertirnos constantemente en clientes de nuestra propia empresa. Ponernos en el lugar del que pretende o necesita nuestros servicios debe copar nuestro pensamiento a la hora de tomar una decisión comercial.
Centrados en el pensamiento de un cliente actual, selectivo –incluso exclusivo- y detallista, debemos comenzar por el atractivo visual, pues lo que escapa a la vista no entra dentro del cupo de posibilidades de elección. Toda empresa ha de contar con determinados focos de atracción visual, y en ellos debe preponderar una figura que logre la asociación imagen – empresa – producto o  servicio. A esa imagen se le llama logotipo.
  • El logotipo ha de ser creativo, debe tener capacidad para transmitir la esencia del negocio, crear una imagen en la mente del cliente que inspire confianza, seriedad y seguridad. Debe permitir una asociación clara logo – producto o servicio, y debe captar la atención del cliente y ser fácilmente recordable.
  • Junto al logotipo, en múltiples ocasiones, formando un mix podemos encontrar el nombre comercial o denominación con la que pretendemos que en nuestro mercado se nos reconozca. Éste ha de ser sencillo de pronunciar y recordar (y por ende, corto), claramente identificable con la actividad que se realiza, de tal forma que, al igual que se dice para el logo, sea capaz de crear una entidad asociativa nombre comercial – producto o servicio. Muchas empresas omiten éste elemento de su logotipo, y apenas lo utilizan como foco visual. Ello se debe a que han logrado crear una asociación automática entre el logo y el nombre comercial (por ejemplo: manzana – Apple, M – McDonald o estrella – Mercedes).
  • El elemento que completa el tándem visual de la oferta es el slogan. Se trata de una frase corta, no necesariamente con rima (muchas empresas tienden a componer una rima fácil y absurda, lo cual es una equivocación), atractiva y pegadiza, para que de esta forma logre seducir al cliente y empujarle a participar de nuestros servicios.
El tiempo no pasa desapercibido para estos focos visuales de un negocio. El reciclaje es igualmente importante en este ámbito. Es necesario adaptar las imágenes y slogans a las tendencias y pensamientos de cada etapa. Quizás sea el nombre comercial el componente que requiera menos variaciones.




Por otro lado, nuestra oferta como tal también debe ser renovada constantemente, adaptada a los requerimientos y gustos de los clientes y complementada para lograr una mayor diferenciación.
La adición de servicios conexos a la oferta principal puede ser una buena idea para lograr una ventaja competitiva. Siempre hay que tener en cuenta que esos servicios conexos deben corresponderse en calidad e imagen con los correspondientes al núcleo central de la oferta, para de esta forma no restar valor al servicio total prestado.
De otro modo, incluso la flexibilización y adaptación de los presupuestos a cada cliente puede ayudar a lograr ese valor añadido que en las diferentes ofertas que hay en el mercado busca el consumidor. El trato y las facilidades mostradas en un acuerdo de negocio siempre suman.
La resistencia al cambio puede obstaculizar el crecimiento. Siendo innovadores cambiaremos el tópico para decir que “en la renovación continua está la virtud”.
Dicho esto, les animo encarecidamente a innovar, les será muy útil.

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