El pinguino emperador, un ejemplo natural del exito de la cooperacion
Siempre existe una alternativa. Nunca debemos ceñirnos a la primera opción que se presente, ni a aquella que a primera instancia se nos venga a la mente, y mucho menos a la que de un modo subjetivo nos parezca más correcta. Otra puede ser mejor, añadir más valor, ofrecer mayores ventajas o mejorar nuestra imagen. Hemos de examinar siempre, ante un posible problema, distintos caminos posibles que conduzcan a la solución, y de entre ellos, escoger aquel que consiga la más óptima. Hay varias técnicas que ayudan a la hora de ejecutar esta tarea.
El crecimiento se presenta siempre como alternativa obligatoria. Una empresa necesita de aspiraciones para sobrevivir. Incluso aquella empresa establecida y acomodada en un mercado maduro ha de buscar oportunidades de crecer y liderar el mercado. Ningún negocio debe cerrar sus puertas ante la existencia de posibilidades de prosperar, aunque es cierto que en la gran mayoría de los casos, “es Mahoma quien espera a que venga la montaña”, equívoco generalizado que aumenta las posibilidades de aquellos que arriesgan y perseveran en la búsqueda de oportunidades.
Hoy día podemos distinguir dos grandes recursos que abren una ventana al crecimiento empresarial.
- Uno es el capital, la inversión. Es el camino más corto y rápido, pero a la vez el que actualmente se presenta más complicado (es cada vez mayor la dificultad de conseguir financiación).
- El otro es el recurso humano. Una idea puede dar lugar a una innovación que genere grandes ventas, resultados y por ende, el crecimiento que se desea. Este recurso es limitado también, y a veces, menospreciado.
Como alternativa a estas dos vías de crecimiento surge el asociacionismo empresarial. Esto es, un acuerdo a largo plazo entre compañías que se prestan servicios mutuamente para conseguir un mejor resultado. En este punto se hace presente la sinergía (el todo es mayor que la suma de las partes). Se trata de una vía de escape a la que apenas se presta atención, pero que da lugar a iguales cotas de crecimiento que las anteriormente comentadas.
La asociación está concebida para generar mejoras en cada una de las partes que la conforman.
Aprendizaje mutuo, economías de escala, productividad, aportaciones externas, financiación, inversiones, proyectos conjuntos… pueden ser algunas ventajas que nazcan de una asociación entre empresas o profesionales. La continuidad en la asociación da lugar a un aumento de la dimensión, y como consecuencia, también de la competitividad.
En el mayor número de casos, la asociación conlleva aspectos positivos adheridos, pero pueden encontrarse ejemplos frustrados y muy perjudiciales, debidos casi siempre al abuso por parte de alguno de los interesados. Se puede concluir de esto que el establecimiento de un órgano de planificación y control de proyectos es necesario en este tipo de entes. Un grupo de personas representativas de cada una de las empresas componentes de la asociación debe velar por el cumplimiento exhaustivo de la misión para la que se unieron, tratando de asegurar el beneficio mutuo y nunca el beneficio personal en detrimento del de la asociación y en perjuicio, por tanto, de alguno de sus asociados.
En este sentido puede radicar el temor existente a apostar por este tipo de conformación empresarial. Centrándonos en España, se trata de un modelo infrautilizado, lo cual puede deberse a la soberbia y el egoísmo empresarial, que unidos a la desconfianza y el desconocimiento generan este cuasi vacío en nuestro tejido empresarial.
Tengamos en cuenta siempre esta alternativa, no la pasemos por alto concentrándonos en las demás. Tratemos de evaluar todas las posibilidades de crecimiento de forma objetiva y no de cerrar puertas sin ni siquiera acceder a valorarlas.
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