viernes, 6 de julio de 2012

Desempolvando ideas (Parte II)

Ciñéndonos al ámbito comercial, una evaluación profunda de las características del producto o servicio a ofertar debe apoyar la planificación de unas acciones comerciales (producto o servicio, precio, distribución y comunicación) encaminadas hacia unos objetivos de ventas, cuota de mercado y rentabilidad correctamente definidos (realistas y realizables, cuantificables y medibles, claros y congruentes). El previo estudio de la clientela debe permitirnos realizar una segmentación que nos facilite la toma de decisiones al respecto.

Inmersos en el área comercial, pero centrados en el terreno competitivo, un extenso análisis de los competidores debe aclarar cuál es la ventaja competitiva con la que partimos, además de las posibles reacciones que podamos provocar en ellos con las actuaciones que emprendamos. Es aconsejable una continua vigilancia sobre los competidores y sus acciones. De igual forma, se antoja relevante una correcta evaluación de la posibilidad de que en un futuro surjan determinados competidores potenciales.

También separaremos dentro de la esfera comercial, un aspecto elemental. El precio debe ser definido en todo caso, en función de determinados aspectos. El precio de la competencia, la calidad de nuestra oferta, los costes internos de producción y las condiciones de cobro, además del margen comercial, determinarán la política de precios.


Adentrándonos en plano económico-financiero, tenemos la obligación de, ante todo, cuidar las inversiones iniciales, pues son las que determinan la viabilidad del negocio. La fijación de un presupuesto máximo y el estudio de diversas alternativas permitirán un idóneo control de dichas inversiones. La fijación de una cantidad para imprevistos, la posibilidad de barajar siempre, al menos, dos presupuestos, exigiendo a posteriori su cumplimiento, la negociación de períodos de carencia en gastos fijos, el conocimiento de productos financieros que puedan ajustarse a ciertos problemas transitorios y el estudio a fondo de los proveedores y sus cláusulas, favorecerán el buen hacer en el terreno económico-financiero.

La tesorería es otro foco en que debemos centrar nuestra atención. Es recomendable planificar el flujo de cobros y pagos (cash-flow), así como incluir las condiciones de cobros y pagos en el presupuesto.

Si atendemos a la producción o elaboración del producto/servicio, aconsejamos el diseño de un flujograma de procesos en que se detallen los diversos procedimientos internos a llevar a cabo en el funcionamiento natural de la empresa. En él deben incluirse métodos de solución de controversias, así como establecerse estándares y formatos para los distintos procesos del negocio.

Los recursos humanos, objeto de estudio en alguno de nuestros anteriores artículos, centran diversas recomendaciones, tales como: la definición de los perfiles y funciones por puesto, la construcción de una relación de confianza empleador-empleados (en caso en que existan los segundos), el establecimiento de un sistema objetivo de evaluación, fidelización y motivación, un cuidado especial de la relación forma jurídica-relaciones de socios, y por último, para evitar posibles problemas y enfrentamientos familiares en caso de asociación familiar, el diseño de un protocolo familiar que determine derechos y obligaciones de los miembros, organización corporativa y relaciones profesionales y económicas familia-empresa, vacaciones, salarios, gratificaciones, etc.

Por último, y a modo de recomendaciones generales, citaremos que:
  • Es básico crear confianza en la clientela a través de una buena conformación de la oferta y de una paciencia necesaria para evitar errores en la toma de decisiones.
  • Plantear siempre un escenario más pesimista nos ayudará a estar preparados para situaciones inesperadas.
  • La búsqueda de un correcto asesoramiento, una formación adecuada y reciclada y unas herramientas de gestión ajustadas a nuestras necesidades facilitarán el flujo de nuestra actividad.
  • La diversificación de nuestro negocio se nos presenta como una oportunidad para minimizar riesgos.


Con lo cual, desvendémonos los ojos y abramos nuestra mente, que existen clientes en la calle que sueñan cada día con que se comercialice la idea que ronda en tu cabeza. Si tienes la idea, ¿por qué no desempolvarla?

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