lunes, 5 de diciembre de 2011

EL GEN QUE SE FILTRÓ

Son cosas de la genética, o tal vez no, porque el olfato comercial y el saber hacer (o know how –como se diría hoy-)  del abuelo Antonio son cualidades de difícil transmisión vía gen. Pero todo se andará. Ganas no nos faltan, pues el gen que las engendra sí se filtró.
Mucho antes de que a la palabra emprendedor se le atribuyesen otras tantas virtudes del empresario, ya  había acuñado ese término Don Antonio Herrera (como lo recordarán tantos), y es que, desde pequeño, su incansable afán de superación en lo práctico y en lo no tan práctico, le forjó una vida de autosuficiencia y crecimiento personal al alcance de pocos.
Ese espíritu que siempre nos ha sabido transmitir se traduce hoy en la adaptación del negocio que de su mano llevó durante más de medio siglo a las exigencias del empresariado actual. Nosotros, sus nietos, queremos ofrecer, unido a la confianza, experiencia y tradición del negocio, un servicio serio e innovador que adapte su empresa a las necesidades de su consumidor.
Los genes de nuestro abuelo, sus enseñanzas, las ganas de emularlo y la posibilidad de ayudarles son nuestro mayor activo. El espíritu emprendedor va unido a nuestro apellido, y por ende, no podemos desaprovecharlo.

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